formación de capital que devienen de la globalización financiera.
A partir de 1980 la economía mexicana ha experimentado un ritmo de crecimiento lento, si se le compara con la expansión que ha tenido el sistema
económico de otros países. En efecto, mientras en México la magnitud del
hasta la poderosa economía norteamericana lo hizo en dos veces.
en ese mismo lapso. Así, entre 1950 y 1980 la inversión creció 8.5% anualmente, mientras que entre 1980 y 2000 apenas pudo incrementarse en 1.5%, si se le mide en términos reales.
la República– sólo creció 1.2% en cada año.
en magnitud considerable. En 1960, significaba 29.6% del producto, en 1990 representaba 24.6% del producto interno bruto (pib), pero en 2004 únicamente registró una participación de 21.8%. Cabe puntualizar que en ese mismo
restante 0.8 por ciento.
En el análisis de la formación de capital no sólo es conveniente tomar en
consideración su cuantía y su tendencia, es necesario, además, ponderar sus
componentes. Al respecto conviene destacar que de 1990 a 2005 se observa
un incremento continuo en la suma destinada a construcción, que pasa de
significar 50.3% del total invertido a 54.4% de su total respectivo en los años
antes citados. En consecuencia, los otros componentes de la formación de
capital han visto disminuida su importancia relativa: equipo de transporte
pasó de 15.3 a 12.8% y maquinaria y equipo de 34.4 a 32.8% en esos mismos
años. No debe perderse de vista que la inversión en maquinaria y equipo resulta crucial en el avance tecnológico y en el fortalecimiento de la estructura productiva.
El análisis de la formación de capital refleja, además, la importancia que
ha adquirido la inversión privada. En el año 2000 ésta llegó a significar 83%
de la inversión total y el sector público participó con el restante 17%. En 2005,
los datos correspondientes resultan de 78% del total invertido por el sector
privado y 22% por el sector público. Las diferencias que acusan sus componentes resultan también significativas. En efecto, en el sector privado se destinaba 58% de la inversión a maquinaria y equipo en 1990 y en 2000. En 2005,
la participación de este tipo de inversiones se abatió ligeramente a 56%. La
porción restante 42 y 44%, en números redondos se aplicó a la construcción.
En lo referente al sector público, la inversión destinada a construcción pasó
de 76.5% en 1990 a 91.1% en 2005; mientras que la canalizada a la adquisición
de maquinaria y equipo descendió de 23.5 a sólo 8.9 por ciento.
Por lo que concierne al origen de los bienes, se aprecia otra tendencia
preocupante. En efecto, en 1990 la parte mayoritaria de la inversión destinada a equipo de transporte (12.7% del total) era de origen nacional frente
a 2.6% que significaban los equipos provenientes del exterior. En 2005, sin
embargo, la inversión en equipos nacionales de transporte se había abatido a
7.2% y la de equipos importados se había elevado a 5.6 por ciento.
En las inversiones en maquinaria y equipo se aprecian tendencias similares. Las compras dentro del territorio nacional, aunque cabe considerar
que no siempre corresponde a equipos producidos en el país, representaban
14.2% del total invertido en 1990, proporción que se abate a 8.7% en 2005. Por otro lado, las compras de maquinaria y equipo importado en esos mismos
años pasaron de 20.2 a 24.1%, respectivamente.
A la luz de esos datos resulta prudente preguntarse, entre otras cuestiones, lo siguiente: ¿por qué ha sido tan lento el dinamismo de la economía mexicana de 1980 a 2006? ¿qué razones explican el precario crecimiento
que acusa la formación de capital? ¿por qué se ha incrementado la inversión
en construcción más rápidamente que la destinada a maquinaria y equipo?
¿cuáles son las causas de las tendencias que manifiestan las inversiones del
sector público? ¿por qué se han abatido las compras de maquinaria y equipo nacionales y en cambio han crecido más de prisa las de maquinaria y
equipo de importación?